02 Escuelas de pensamiento en psicología
Psicoanálisis. Este punto de vista surge desde la medicina, y más específicamente desde la neurología, con los aportes de Sigmund Freud. Este autor, desde el estudio de síntomas histéricos no explicables por la teoría neurológica de su época, planteó la importancia de la comprensión biográfica de los síntomas, y desarrolló el método introspectivo por excelencia, al cual denominó psicoanálisis. Utilizando los mismos principios de asociación de los empiristas ingleses, pidió a sus pacientes que asociaran libremente en relación a síntomas, sueños y ocurrencias de la vida cotidiana. A partir de los hallazgos clínicos recopilados utilizando esta técnica, desarrolló tres modelos sucesivos de la vida' mental: el del trauma, que explicaba los síntomas en relación a sucesos que habían distorsionado el desarrollo infantil; el topográfico, que suponía una separación de contenidos conscientes, pre-conscientes e inconscientes dentro de la psique y el estructural, que distinguía tres instancias mentales: el Yo, el Ello y el Súper Yo. Los síntomas eran explicados por el conflicto que se producía entre esos sistemas psíquicos. El Yo era un mediador ejecutivo, que decidía el curso de acción a tomar en la vida cotidiana, y que intermediaba los impulsos que venían desde el Ello (que concentraba las necesidades biológicas y los deseos del sujeto), y la presión del Súper Yo, que representaba las normas y valores sociales, la conciencia moral y el sentido del deber del individuo.
La teoría freudiana entró desde sus inicios en conflicto con dos suposiciones centrales para el desarrollo de la ciencia psicológica hasta ese momento: la importancia dada por él a los procesos inconscientes e irracionales (recordemos que Descartes había definido al pensamiento como la capacidad racional y reflexiva que distinguía al hombre), y el rol dado a las pulsiones, primero sexuales y luego agresivas en la motivación de las personas. La aplicación sistemática de sus teorías, sin embargo, permitió a Freud explicar primero síntomas traumáticos, luego diversas formas de neurosis, y finalmente comprender síntomas de psicosis y trastornos de personalidad. A partir de él se desarrolló el movimiento psicoanalítico, que ha tenido una influencia duradera en la psicología y en la psiquiatría a lo largo del siglo XX.
Tal como en el caso del conductismo, el psicoanálisis ha sido criticado como reduccionista y simplificador en exceso, al intentar explicar la extremadamente compleja conducta de las personas a partir de uno o dos impulsos básicos, tales como el sexo y la agresión. Las formas posteriores del psicoanálisis elaboraron y complicaron el modelo freudiano original. Otra crítica a este punto de vista fue la de subjetivismo, al ser difícil estudiar cuantitativamente la información obtenida a través del método psicoanalítico, que confía en las comunicaciones directas del individuo y que no mide sus conductas externas. Esto ha hecho extremadamente difícil el corroborar las afirmaciones psicoanalíticas utilizando las dimensiones de la investigación en psicoanálisis. En definitiva, el psicoanálisis tuvo menos impacto en la psicología académica que en la cultura general, transformándose muchos de sus postulados en parte del conocimiento público acerca de las motivaciones de los individuos. Filósofos, economistas, publicistas e historiadores han aplicado las teorías psicoanalíticas en sus disciplinas específicas. Tal como en el caso del conductismo, la terapia analítica ha sido también utilizada en el tratamiento de diversas alteraciones emocionales con éxito en algunas alteraciones específicas.
Conductismo. Este punto de vista fue enunciado en 1912 por un médico americano, J.B. Watson, quien retomó afirmaciones de los empiristas ingleses antes mencionados. Las bases de ese punto de vista se centran en los siguientes puntos:
El aprendizaje es el elemento central en la compresión de la conducta.
- El aprendizaje se basa en la asociación entre estímulos externos y respuestas conductuales.
- Sólo la observación de conductas mensurables puede considerarse como científica.
- Los procesos mentales o cualquier inferencia acerca de procesos internos debe ser rechazado, al no ser observables.
- Toda conducta, sea animal o humana, se aprende de la misma forma.
Los conductistas, por lo tanto, llevan el punto de vista positivista y mecanicista de la modernidad a su extremo, al rechazar los métodos subjetivos e introspectivos utilizados hasta entonces, sea por los filósofos, sea por los psicólogos a la William James, sea por los psicoanalistas, como veremos luego. Las bases neurofisiológicas de este punto de vista fueron estudiadas detalladamente por un investigador ruso, Ivan Pavlov, quien demostró la importancia de los reflejos condicionado,s en sus famosos experimentos con alimentación de perros. Los estudios de Pavlov, denominados de condicionamiento clásico, mostraron la importancia de tres factores contribuyentes a éste: la contigüidad, que establece la asociación témporo-espacial de los estímulos y respuesta; la frecuencia: a más densidad de estímulos, mayor la probabilidad de la respuesta; y el reforzamiento: a mayor repetición de la asociación, mayor probabilidad de condicionamiento.
Posteriormente a Pavlov surge otro psicólogo, el inglés B.F. Skinner, quien muestra otra forma de asociación, el condicionamiento operante. Éste se basa en el reconocimiento de las consecuencias de la acción: si un organismo obtiene una recompensa por una acción, aumenta la probabilidad de que repita ésta. La recompensa puede ser positiva (comida, protección, sexo, etc.) o negativa (eliminación de un estímulo desagradable, o evitación del castigo). Skinner mostró cómo esta forma de aprendizaje podía utilizarse para el modelaje de las conductas, recompensando aquéllas que se asemejan a una conducta modelo, presentada al sujeto como el objetivo. Este es un modo de crear destrezas específicas, las que para Skinner representaban el modo central por el cual la especie humana aprende comportamientos novedosos.
Las teorías conductistas fueron aplicadas por Watson al marketing de un modo exitoso, así como se han usado en forma efectiva en educación, paÍa reforzar las conductas pro-sociales en la sala de clase, y eliminar las antisociales o disruptivas. Pero donde han tenido un mayor auge ha sido en psicología clínica, donde las terapias conductistas han tenido éxitos importantes paratratar por ejemplo, fobias. Se consideran aquí los síntomas anormales como consecuencias de un mal aprendizaje, y se intenta identificar la mala conexión entre estímulo y respuesta, sustituyendo la segunda por respuestas alternativas ante el mismo estímulo. Se asocian respuestas positivas, de relajación muscular por ejemplo, para eliminar la conexión errónea. Una segunda forma de terapia conductual son las terapias aversivas, conciliando allí una conducta de evitación en las personas. Por ejemplo se trata el alcoholismo aplicando descargas eléctricas al sujeto cuando consume una bebida alcohólica de su elección, esperando que se cree una respuesta condicionada aversiva, o sea negativa, que lo lleve luego a evitar el uso de alcohol. Una tercera forma de terapia conductual se ha realizado aplicando las teorías de aprendizaje social de Albert Bandura, quien estudió los procesos de imitación e identificación, para promover :una modificación de la conducta basada en modelaje social de las conductas deseadas.
La visión conductista tuvo popularidad durante el auge de la creencia progresista en que la ciencia positiva y racional seria capaz de resolver todos los problemas humanos.
La historia del siglo XX muestra que, por el contrario, el exceso de racionalismo reduccionista llevó a problemas, masacres humanas y crisis internacionales mayores que las vistas en el resto de la historia de la humanidad. Sin embargo, el conductismo ha seguido siendo utilizado, tanto en investigación psicológico-experimental y también como una aproximación terapéutica.
Puntos de vista holistas o integrativos. Ya desde comienzos de siglo surgieron puntos de vista alternativos en psicología a los de conductistas o los psicoanalistas. Estos insistían en la búsqueda de visiones más abarcativas, criticando el reduccionismo de ambos puntos de vista. En la Alemania de entre guerras surge así la psicología de la Gestalt, que buscó precisamente aquellos aspectos de la experiencia que constituyen un todo (gestah) en sí mismos, y que no podían ser analizados, o sea descompuestos en partes. El fenómeno del cierre o completación perceptual fue una de las experiencias que acentuaron Wertheimer y Koffka, dos autores que tomaron esta perspectiva. La afirmación de que el todo es más que la suma de las partes se convirtió en un principio a desarollar tanto en temas clásicos de la psicología general, tales como la percepción o la memoria, así como de la psicología social. A partir de las teorías anteriores surgió luego una aproximación terapéutica, gestáltica, que también llevó al desarrollo de puntos de vista humanistas en psicología.
Otra perspectiva surgida en Europa fue la epistemología genética de Jean Piaget.
Este biólogo suizo se dedicó a estudiar el desarrollo del pensamiento en los niños, intentando aclarar cómo se llegaba a la lógica formal, la aproximación intelectual más racional que posee el hombre. Esto le llevó, observando a sus propios hijos en Ginebra, a establecer una serie de etapas en la progresión cognitiva del niño, aproximación ampliamente utilizada en la psicología evolutiva actual.
A partir del rechazo de las psicologías basadas en el positivismo racionalista decimonónico surge desde la mitad del siglo, heredando algunos de los temas de interés de la psicología en la Gestalt, la así llamada Tercera fuerza en psicología, o psicología humanista. Entre los teóricos centrales de este punto de vista están Abraham Maslow, quien estudió en detalle la motivación humana, y Carl Rogers, quien planteó un modelo propio de personalidad, así como un esquema terapéutico centrado en la importancia del crecimiento y desarrollo positivo del cliente, más que en la psicopatología o malos
aprendizajes de hábitos, puntos señalados por las aproximaciones más clásicas. El propio crecimiento personal, o la auto-realización del individuo pasan a ser conceptos axiales, con la convicción de que cada persona está buscando su propio desarrollo y completar sus potencialidades. La neurosis, trastornos de personalidad y otros elementos psicopatológicos surgen cuando este esfuerzo por crecer se estanca o frustra por razones externas o del propio sujeto. Subrayan también la naturaleza holística de la persona, rechazando la visión fragmentada en compartimentos estancos del modelo estructural psicoanalítico, o el estudio desagregado del individuo en compartimentos específicos. El proceso de integración y auto-realización son propios de la naturaleza humana, y las terapias humanistas buscan precisamente esos desarrollos.
Un concepto que es re-introducido por esta tercera fuerza es el de persona, concepto que ha sido también re-tomado por la filosofía neo-tomista y por diversos teóricos, tales como Viktor Frankl, quien desarrolló todo un sistema de terapia psicológica, la logoterapia, centrada en la búsqueda de sentido, el reconocimiento de los valores trascendentes y actitudes altruistas y solidarias hacia el prójimo.
Desarrollos cognitivos. Durante la segunda mitad del siglo se produjo un progresivo interés dentro de la psicología académica por los aspectos cognitivos. Desde la informática y la psicolingüística se estudiaron procesos de alerta, vigilancia y atención, desde una perspectiva de procesamiento de la información. El punto de vista cognitivo progresivamente opacó el interés previo por el conductismo, superando algunas de las críticas anteriormente formuladas a esta orientación. La así denominada "revolución cognitiva" permitió integrar los hallazgos de la psicología gestáltica, avances en la neurofisiología de la memoria, centrándose en el estudio de la mente tal como lo habían hecho la filosofía y el psicoanálisis, pero esta vez basado este estudio en metodología empírica estricta y en el uso de procedimientos del laboratorio psicológico. Éstos han sido complementados por metodologías "ecológicamente válidas", que incorporan la conducta cotidiana de las personas. La metáfora informática se aplicó no sólo a temas clásicos de la psicología general sino también en psicología evolutiva, preguntándose por ejemplo acerca del desarrollo de la conciencia moral en el niño), y social (estudiando cómo se conforma la conciencia social). En psicofisiología se abrieron temas tales como estudios de procesos del sueño, neuropsicología cognitiva, manejo del estrés, la inteligencia animal y la inteligencia artificial.